Antes caminaba por playas desiertas abrazada a otro cuerpo, cogida de otras manos. Me podía pasar sin pronunciar tu nombre 23 horas seguidas, y no pasaba nada, absolutamente nada. Cantándole a la luna por las noches, bailándole al sol cada mañana. Y tu solías llamarme loca y yo te besaba, por que era lo único que podía hacer, comerte a besos -porsiacaso- y así acabó. Aunque cada noche dejabas la puerta medio abierta para que me despertara y aparecías susurrándome un "hasta pronto vida mía" y yo me moría de ganas de acariciarte la espalda. Me propuse callar cuando hiciera falta, pero al final no lo cumplí, te dije demasiado sobre tus labios y tu intentaste caer otra vez en mis ojos. Te ofrecí hasta mi voz y tu me diste la espalda siguiendo aquellas caderas mal cosidas.
"Nunca más" gritó el dolor. Sufrir es opcional, me susurró la sabiduría y yo no sabía si comerme un helado o pasarme más de diez minutos bajo el agua. Te eché de menos, de más y de menos y de más... Las noches se convirtieron en calor envuelta en otro olor. Mis piernas desearon otras manos. Me acostumbré a ese dolor, a ese tic-tac en mi cabeza esperando que volvieses y en el mismo instante en el que el tic-tac cesó... Volviste.
¡No lo hagas! ¡No vengas tras de mi, si no es para quedarte! Pero tu conseguías que de verdad me sintiera incompleta sin tu sonrisa. Me sé tus maneras, tus miedos e incluso tus sueños, ¿cómo no iba a desearte? Con esos ojazos que me gritaban "bésame" ¿cómo no iba a quererte? Con tu piel rozando la mía, cada segundo que pasaba me hacía más adicta a ella. A ti. Vivíamos en tiempos difíciles para desear, o incluso amar. En tiempos en los que alejarnos y olvidarnos podría haber sido lo mejor o en este caso lo peor. Pero tu me cuidaste aún que la tormenta acechara tan cerca, seguiste mis pasos hasta lo imposible y ahora... Ahora no puedo despegarme de ti. No puedo.
"No te vayas, no quiero estar sola, no me dejes aquí sola" susurró el miedo. Y ahora me encantaría volver a aquellos tiempos y poder estar sin ti, poder estar sin tus besos, sin tu piel, sin tu voz... Poder dormir sin echarte de menos. No podré si te vas, quédate conmigo ¡Quédate y vayámonos! A donde quieras, cuando quieras, pero quédate, por favor.